“De padres e hijos”, es el nuevo filme dirigido por el italiano Gabriele Muccino, y llego a la pantalla grande para conmover el corazón de los mexicanos.
Película situada en la década de 1980 en la ciudad de Nueva York, donde Jake Davis (Russell Crowe), novelista ganador del Pulitzer y viudo, lucha contra una enfermedad mental, consecuencia de un fatal accidente, al mismo tiempo que intenta criar a su hija de cinco años, Katie (Kylie Rogers), en el ambicioso y capitalista mundo que pueden ser los Estados Unidos; y el presente, donde Katie (Amanda Seyfried), ya con treinta años, intenta hacer frente a los recuerdos de su problemática infancia, la dificultad por conseguir una relación amorosa y el vacío emocional que siente tras la pérdida de su gran amor: su padre; enfrentándolo con sexo y alcohol.
Aunque el filme posee la característica y esencia de su director quien es conocido por dirigir historias románticas y de relaciones familiares con un alto contenido dramático, no deja de ser una novela romántica que pudiera a llegar a convertirse en otro cliché dominguero.
En la primera mitad de la película sin duda nos muestra el amor incondicional de padres a hijos así como de la paciencia, la perseverancia y la constancia, temas que quizá a más de alguno conmueve por sentirse identificados con la situación, mientras que en la mitad final el espectador verá las clásicas escenas románticas de todo melodrama, discusiones de pareja, infidelidad y como “el amor tienen que mostrar el camino a seguir”, sin embargo es una historia que se puede disfrutar sólo, en pareja o con la familia.
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